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Sigue lucha comercial entre China y Estados Unidos

Los bonos del Tesoro estadounidense se consideran el rincón más seguro del mercado. Es el lugar al que acuden los inversores de todo el mundo con la seguridad de que el papel dominante de EE.UU. en el sistema financiero global garantizará la seguridad de los activos. Una venta masiva de estos, promovida por China, deslomaría su valor, dispararía la rentabilidad y encarecería con creces el coste del endeudamiento americano,
Por Julieta Pinzón Mayo 2025
Cuando cientos de miles de millones de dólares en valor desaparecieron de las bolsas por los aranceles del presidente Donald Trump, el presidente se mantuvo firme en su decisión de ponerlos en marcha. Sin embargo, cuando el mercado de bonos mostró señales de problemas, Trump puso en pausa sus “aranceles recíprocos” durante 90 días “porque el mercado de bonos se estaba poniendo inquieto”. 
Normalmente, cuando la bolsa se desploma, los inversores huyen al “refugio seguro” de los bonos del Tesoro, lo que provoca un aumento de sus precios y una caída de los rendimientos o tasas de interés del mercado. Eso es lo que sucede habitualmente en tiempos normales. No obstante, con la entrada en vigor esta semana de los aranceles estadounidenses los inversionistas vendían acciones y bonos del Tesoro, lo que provocó caídas de precios en ambos mercados. Por eso, Trump, tomó la decisión de poner en pausa sus llamados “aranceles recíprocos”.
En medio de la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China, un nuevo frente de batalla ha empezado a tomar forma: el mercado de deuda pública estadounidense. Los rumores de que China, el segundo mayor tenedor extranjero de bonos del Tesoro de Estados Unidos, detrás de Japón, podría estar deshaciéndose de estos activos en grandes cantidades han estremecido a los mercados, inquietado a los inversionistas y generado un debate estratégico tanto en Estados Unidos como en China. Esta maniobra podría no ser la mejor jugada para China.
China ha mantenido durante décadas una posición clave como financiador del déficit estadounidense, adquiriendo bonos. A lo largo de los años, ha acumulado hasta 1,3 billones de dólares en bonos del Tesoro Actualmente, esa cifra asciende a 761.000 millones de dólares, según datos del Departamento del Tesoro de EEUU. Si China decidiera realizar una venta masiva de sus bonos del Tesoro estadounidense, el valor de la deuda se desplomaría y los rendimientos se dispararían. Esto elevaría los costos de endeudamiento del gobierno estadounidense y afectaría gravemente las finanzas públicas, una medida altamente desestabilizadora. Una venta masiva de bonos del Tesoro sería el equivalente a lanzar una granada de mano a alguien sentado frente a ti en una habitación. Trump saldría perjudicado, pero Xi también sufriría daños.
Inversores institucionales, incluidos fondos de cobertura, están vendiendo rápidamente activos líquidos como bonos del Tesoro para cubrir llamadas de margen, obligados por las pérdidas acumuladas en otras clases de activos. A esto se suma la percepción de que los aranceles impuestos por Trump podrían alimentar la inflación, dificultando así cualquier posible recorte de tasas por parte de la Reserva Federal, a pesar de los temores por una desaceleración económica.
China es el país del mundo con el que Estados Unidos tiene un mayor déficit comercial. EEUU exportó a China productos por valor de 131.000 millones de dólares el año pasado, pero importó de allí bienes por valor de 401.000 millones, con lo que la diferencia a favor del país asiático es de 270.000 millones. Este aparente desequilibrio viene provocado por que los americanos, como tantos otros países del mundo, compran un sinfín de productos procedentes de China.  Cuando Trump insiste en decir que los países extranjeros y en concreto China están “destrozando” a Estados Unidos se refiere a que el país subvenciona con fuerza su industria y además devalúa su moneda, y eso hace imposible que las empresas americanas puedan competir en precios.
China es el segundo país del mundo que invierte más en bonos estadounidenses. Según datos del Tesoro de EEUU, en enero China tenía 761.000 millones de dólares invertidos en bonos americanos, solo superada por Japón, con más de un billón (un trillón anglosajón). Y eso da a China un gran poder a la hora de presionar a Estados Unidos.
Pekín ha visto en la deuda pública estadounidense una oportunidad para presionar a Estados Unidos. Y es lo que podría haber conducido a que Trump decida pisar el freno de la guerra arancelaria. Trump paralizó el pasado miércoles 23 de abril, todos los aranceles que habían entrado en vigor solo horas antes, y lo hizo después de ver cómo se hundía el mercado de los bonos.
No está claro si los inversores asiáticos han decidido empezar a desprenderse de la deuda americana como represalia por los aranceles de EEUU, si simplemente han decidido frenar sus compras o si la caída de los bonos tiene otro origen, y los datos oficiales aún tardarán en revelar la historia, pero sí es evidente que cualquiera de las dos primeras opciones dispararía los tipos de interés de la deuda estadounidense, lo que supondría un duro golpe. China tiene un gran botón nuclear, la pregunta es si está dispuesta a usarlo. Una venta masiva de deuda pública desplomaría su valor, dispararía la rentabilidad y encarecería con creces el coste del endeudamiento americano, asestando un complicado golpe en sus cuentas públicas, como sucedió en Grecia durante la crisis financiera.
Algunos expertos afirman que China vendió una cantidad récord de bonos del Tesoro y de agencias estadounidenses en el primer trimestre, destacando el movimiento de la nación asiática para diversificarse lejos de los activos estadounidenses mientras persisten las tensiones comerciales.  Finalmente el pasado 24 de abril, el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos bajó, por las tímidas esperanzas de unos aranceles más bajos de lo temido y por la posibilidad de que la Reserva Federal recorte las tasas de interés por primera vez en junio.
Subadra Rajappa, de Société Générale afirmo: "Hay cierto optimismo basado en los comentarios de Trump sobre los aranceles a China y cómo podrían ser más bajos, pero el optimismo siempre está moderado porque hay muchas idas y vueltas en los titulares".