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¿Qué piensan los gatos de nosotros?

Vivimos enamorados de los felinos desde la primera vez que un gato nos tocó con sus garritas, hace unos 9.500 años. Se calcula que en todo el planeta hay tres gatos por cada perro. Aun así, todavía desconocemos muchas cosas sobre nuestros amigos gatunos, como por ejemplo qué piensan de sus dueños.
Por Julieta Pinzón Marzo 2024
Aunque los gatos son capaces de captar algunas señales sociales humanas y son sensibles a nuestras emociones, probablemente estén menos sintonizados con nuestras relaciones sociales que los perros, según un estudio de  John Bradshaw, un experto en conducta gatuna de la Universidad de Bristol y autor del libro Cat Sense (En la mente de un gato). Tras observar a gatos domésticos durante años, concluyó que los gatos no nos entienden como los perros. Y compartió algunas de sus ideas con National Geographic. Sintió fascinación por los gatos, y por cuál es su idea del mundo comparada con la nuestra. Observó grupos de gatos para analizar cómo interactúan y deducir su estructura social. Tanto en colonias en las que se mueven libremente como en refugios para animales en los que muchos de ellos tienen que vivir juntos. Descubrió dinámicas interesantes cuando llegan nuevos gatos. Estudió su manera de jugar con juguetes, o analizar las conductas de los gatos en distintos momentos del día. Analizó su relación con los dueños, los entrevisto y les entrego cuestionarios para averiguar cómo perciben a sus gatos. 

Afirma que los perros nos perciben como algo distinto a ellos mismos: en cuanto ven un humano, cambian su comportamiento. Un perro juega con un humano de una forma totalmente distinta a la que usa para jugar con otro perro. Los gatos saben que somos más grandes que ellos, pero no parece que adapten demasiado su conducta social. Levantar la cola, frotarse contra nuestras piernas, sentarse a nuestro lado, es exactamente lo que hacen los gatos con otros gatos. Los gatos se comportan con nosotros de un modo idéntico al que emplearían con otros gatos. Piensan que algunos humanos somos torpes: no muchos gatos tropezarían con la gente, pero nosotros sí tropezamos con los gatos. Pero no nos consideren tontos ni estúpidos, ya que los gatos no se frotan contra otro gato que sea inferior a ellos. 
Se descubrió lo estresados que están muchos gatos domésticos sin que sus dueños se den cuenta, y cuánto afecta esto a la calidad de su salud mental y su salud en general. No siempre se llevan bien con otros gatos, y la gente no se da cuenta de lo mucho que eso puede estresarlos. La principal causa de visitas de gatos al veterinario son las heridas sufridas en una pelea con otro gato. Sufren dermatitis y cistitis (inflamación de la vejiga), y cada vez es más patente que estos problemas médicos empeoran por el estrés psicológico. Por ejemplo, la inflamación de la vejiga está relacionada con las hormonas del estrés presentes en la sangre.

Es necesario asegurarse de que dos gatos que no se lleven bien vivan en zonas opuestas de la casa. A menudo con eso el problema desaparece. Aprenden cómo reaccionan sus dueños cuando hacen un ruido en particular. De modo que si el gato piensa «quiero que mi dueño venga de la otra habitación», intenta vocalizar. Aprenden de modo directo.

Son mucho más listos de lo que creemos: aprenden lo que funciona con esa persona. Saben si un miembro de la familia tiene tendencia a levantarse a las cuatro de la mañana y darles una golosina.

Los gatos mueven las patas como si amasaran porque es una conducta que utilizarían con su madre. Todos los comportamientos que muestran hacia nosotros derivan de un modo u otro de la relación entre madre y cría. El gatito tiende a levantar la cola, frotarse con su madre, mover así las patas y ronronear. Y a cambio las madres los lavan y arreglan. Usan conductas que ya tienen en su repertorio para comunicarse con nosotros. No existen tantas conductas distintas, tal vez media docena.
 
Los gatos aprenden lo que no deben hacer. Si ha desarrollado la costumbre de subirse a la mesa de la cocina, se puede usar un juguete que salte por el aire, al gato eso no le gustará y bajará. O usar una pistola de agua, aunque el gato no debe saber que usted la tiene. Ellos no perdonan y si saben que una persona les provoca ansiedad o les hace daño, mantienen la distancia.

Tienen excelente visión nocturna gracias a su capacidad para detectar la luz en niveles muy bajos. Su visión diurna no es tan aguda como la nuestra. A diferencia de los seres humanos, los gatos no distinguen bien los colores y ven el mundo con tonalidades más apagadas. Su campo de visión más amplio que el nuestro, les permite detectar movimientos más leves. Todo esto influye en la forma en que ven a los seres humanos y al resto del mundo que les rodea.

A diferencia de los perros, los gatos no ven a los humanos como líderes de su manada, sino como compañeros de juego y, a veces, como proveedores de alimento. Los gatos son animales muy independientes y prefieren tomar sus propias decisiones en lugar de seguir órdenes.

Son excelentes observadores del comportamiento humano. Pueden detectar cambios sutiles en nuestro lenguaje corporal y tono de voz, lo que les ayuda a entender nuestras intenciones. Si el dueño tiene una postura tensa y está hablando en voz alta, el gato puede interpretarlo como una señal de peligro y huir.

Los gatos perciben a los seres humanos como seres complejos con emociones y necesidades propias. Aunque no siempre buscan nuestra atención, disfrutan de la compañía humana y pueden formar vínculos estrechos con sus dueños.

Es importante recordar que cada gato es un individuo único y puede tener su propia forma de percibir a los seres humanos. Algunos pueden ser más afectuosos y buscar activamente la atención de sus dueños, mientras que otros pueden ser más reservados y preferir mantener cierta distancia. En cualquier caso, los gatos merecen ser tratados con respeto y cuidado, y es crucial aprender a entender sus señales para crear una relación saludable y feliz.