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Ciencia y Tecnología

Implante de chip en cerebro humano promete mejorar la calidad de vida

A finales de enero, Neuralink, la empresa de Elon Musk, el multimillonario de la tecnología confirmó que implantó con éxito un chip denominado Telepathy, en un cerebro humano, aunque no es la primera ocasión en que un chip es implantado en un cerebro humano. Musk confirmó que “el progreso es bueno y el paciente parece haberse recuperado por completo, con efectos neuronales de los que somos conscientes”. El sujeto en cuestión ha sido capaz de controlar un ratón informático mediante el pensamiento”.  
Por Julieta Pinzón Marzo 2024
El objetivo del chip es leer la actividad cerebral de una personal, transmitiendo órdenes con las que tratar de restaurar funciones dañadas del cerebro y, al mismo tiempo, permitir que se controle un móvil o un ordenador mediante nuestro pensamiento. Es una interfaz cerebro-ordenador "totalmente implantable, cosméticamente invisible y diseñada para que las personas puedan controlar un ordenador o un dispositivo móvil dondequiera que vayan". La compañía biotecnológica fundada por Elon Musk al implantar el primer chip de esta índole en un paciente humano, seguramente se enfrenta a controversias éticas, acusaciones de maltrato animal y efectos secundarios adversos detallados en varios informes.

Este tipo de chips cerebrales, pretenden ayudar pacientes con miembros amputados. Permitirá que puedan mover las prótesis robóticas mediante el pensamiento, facilitando enormemente su día a día. El chip se implanta en la parte del cerebro que planifica los movimientos, pudiendo así interpretar la actividad neuronal del portador. El chip de Neuralink tiene aproximadamente el tamaño de una moneda y puede incrustarse en el cráneo de un paciente. Cables 20 veces más delgados que un cabello humano están equipados con 1.024 electrodos que pueden monitorizar la actividad cerebral, estimular el órgano y transmitir datos de forma inalámbrica a los dispositivos digitales de los investigadores.

El estudio PRIME del startup, una investigación de su interfaz cerebro-computadora inalámbrica, tiene como objetivo principal evaluar la seguridad tanto del implante como del robot quirúrgico empleado en el procedimiento. Verificará la funcionalidad de la interfaz, la cual, según se detalla en el sitio web de la compañía, permitiría a individuos con cuadriplejía -parálisis de las cuatro extremidades- controlar dispositivos electrónicos únicamente con sus pensamientos. 
Este estudio tiene como objetivos "evaluar la seguridad de nuestro implante (N1) y del robot quirúrgico (R1), además de examinar la funcionalidad inicial de nuestra BCI para permitir a personas con parálisis controlar dispositivos externos mediante el pensamiento", dice la compañía. "A lo largo del estudio, se utilizará el Robot R1 para colocar quirúrgicamente los hilos ultrafinos y flexibles del Implante N1 en una región del cerebro que controla la intención de movimiento. Una vez instalado, el Implante N1 es estéticamente invisible y está diseñado para registrar y transmitir las señales cerebrales de forma inalámbrica a una aplicación que decodifica la intención de movimiento", añade.

Este dispositivo desarrollado por Neuralink se caracteriza por contar con una avanzada matriz de 1.024 electrodos, diseñados para captar con gran precisión las sutiles fluctuaciones de la actividad neuronal. La colocación de este dispositivo en el cerebro es un proceso altamente técnico que requiere de un robot quirúrgico, dada la precisión submilimétrica que se necesita para evitar daños a las delicadas estructuras cerebrales y asegurar la correcta interacción con las señales neuronales. La tecnología BCI, o Interfaz Cerebro-Computadora, persigue un futuro en el que el pensamiento humano tenga la capacidad de interactuar directamente con dispositivos electrónicos, permitiendo al usuario ejecutar diversas tareas mediante la simple voluntad de su mente, desde la navegación por Internet hasta la comunicación telepática entre individuos, una aspiración que Elon Musk ha contemplado durante años y que ha capturado la imaginación de millones.

Sin embargo, la transición hacia esta nueva era de interconexión neuronal no está exenta de desafíos y dilemas éticos. La posibilidad de acceder y manipular directamente la actividad cerebral plantea preguntas fundamentales sobre la privacidad, la autonomía y la seguridad de los individuos. Estos riesgos, palpables y significativos, nos invitan a un ejercicio de reflexión crítica y a un abordaje cauteloso de esta tecnología, manteniendo un sano escepticismo ante sus potenciales repercusiones en la sociedad y en la esencia misma de la condición humana.

Según Musk, Telepathy permitirá "controlar el teléfono o el computador, y a través de ellos casi cualquier dispositivo, con sólo pensar". "Los primeros usuarios serán personas que hayan perdido la funcionalidad de sus extremidades", añadió. "Imagínese que Stephen Hawking pudiera comunicarse más rápido que un mecanógrafo o un subastador. Ese es el objetivo", agregó, haciendo referencia al fallecido científico británico que padecía de enfermedad motoneuronal.

Aunque la participación de Musk le da notoriedad a Neuralink, se enfrenta a rivales que tienen un historial que en algunos casos se remonta a hace dos décadas. Por ejemplo, Blackrock Neurotech, con sede en Utah, EE.UU., implantó su primera de muchas interfaces cerebro-computador en 2004. Precision Neuroscience, creada por un cofundador de Neuralink, también pretende ayudar a personas con parálisis. Su implante se asemeja a un trozo muy fino de cinta adhesiva que se coloca en la superficie del cerebro y puede implantarse a través de un "microcorte craneal", lo que, según afirma la empresa, es un procedimiento mucho más sencillo. Los dispositivos existentes también han dado resultados. En dos estudios científicos recientes realizados en Estados Unidos, se utilizaron implantes para monitorear la actividad cerebral cuando una persona intentaba hablar, la cual luego podía descodificarse para ayudarla a comunicarse.

Esta tecnología, completamente implantable y sin cables, promete aumentar significativamente el ancho de banda de la comunicación cerebro-máquina. Sin embargo, la eficacia y seguridad a largo plazo de estos implantes siguen siendo incógnitas que solo el tiempo y la investigación rigurosa podrán desvelar.